Yo quiero tener quien me defienda. Tengo claro que solo,
frente a la vocación depredadora del patrón, no soy nada. Por eso quiero
que existan los sindicatos. Por eso me parece básico que su existencia
sea, como lo es, un derecho constitucional.
Ahora que atraviesan horas bajas creo que es el momento de gritar a
los cuatro vientos que los sindicatos son imprescindibles y que no
podemos dejar que nos los quiten por mucho corrupto que se demuestre que
hay o ha habido en sus filas. La campaña que desde hace ya varios años
llevan a cabo buena parte de los medios de derechas contra los
sindicatos no tiene por objeto, contra lo que parece, denunciar
corruptelas puntuales ni personas concretas sino poner en cuestión la
esencia misma de la organización a la que pertenecen los denunciados.