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En los últimos tiempos vomitan contra los sindicatos. No informan,
calumnian. No opinan, difaman. Viven en un vertedero y escriben lo que
respiran. Por eso resulta inútil, en este clima de intoxicación
programada, hacer un esfuerzo y participar de la orgía del
antisindicalismo con espíritu de comprensión. Hemos de elegir bien
nuestras prioridades. El tiempo es escaso y no debe perderse en mirar al
dedo. Hay que observar la luna, que de aquí al 29M deberá avanzar hacia
la luna llena. Foros y tribunas han de escuchar nuestras ideas
y razones. Está en juego la arquitectura social y laboral que nos
dimos en democracia.