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jueves, 24 de octubre de 2013

El desprecio de la injuria

El desprecio de la injuria

lmgonzalez.ccoo.es | 24 Octubre, 2013 08:53

Hace ya algunos años, el director de uno de los diarios más importantes del momento inició una cruzada moral contra el Gobierno y varios de sus ministros a los que juzgaba con especial saña, por no ser merecedores del salario público que recibían. No los acusaba de corrupción económica, sino de una conducta política, ajena a los códigos de  rectitud y  coherencia. Pasados unos pocos años, el salvador de almas fue pillado in fraganti en escenarios poco decorosos, y maltratando el manual de buena conducta. El cazador cazado. Por supuesto, nada que decir de sus percepciones económicas privadas que nunca reveló, pero que cálculos muy conservadores multiplicaban por cinco las recibidas por un ministro.
El director en cuestión ya rehabilitado, comparte ahora afición con otros responsables periodísticos, y en su punto de mira han colocado a los sindicatos, a los que acusan de las más extravagantes maldades y corrupciones, y cuyos dirigentes nos llevan a la ruina.  Disparan antes de apuntar, y aprovechando la ofensiva política de la derecha en el Gobierno contra el derecho del trabajo, hurgan en la herida programando una sistemática agresión contra el movimiento sindical conscientes de que, neutralizado este, estaremos más cerca que nunca de acabar con el Estado de bienestar y las conquistas sociales y democráticas de muchos años, abriendo así las puertas a la época dorada del ultraliberalismo español.
No importa el error que se cometa o el tipo de  irregularidad que se detecte. Los predicadores arremeterán contra los sindicatos, llevarán a sus portadas con fuerte impacto tipográfico las andanzas y desventuras de sus dirigentes y dramatizarán una poco ortodoxa contabilidad o la confesión de un ex afiliado despechado. Los problemas del país -podéis elegir el que queráis- nunca ocuparon tan destacado lugar, porque les fue arrebatado por la “abyecta conducta de CCOO y UGT”. Y que nadie piense que esta afición por fabular la cruzada antisindical es cosa de unos pocos medios de comunicación. La derecha contagia a la no tan derecha, y entre todos van tejiendo una red de hostilidad ciudadana hacia la cosa pública, los sindicatos, los partidos y las instituciones que no será fácil reparar.
Podría dedicar unas palabras a la parte de responsabilidad que en este lío tienen los sindicatos, o los partidos, o el hecho institucional. Habrá que hacerlo, se hace, pero resulta inútil. El aparato mediático de la derecha y ultraconservador no está para hilar fino. Ha optado por la brocha gorda y no dispone de voluntad ni oficio para hacer periodismo honesto. Hace unos días, CCOO presentó en rueda de prensa un razonado y riguroso informe elaborado por la Comisión de Investigación constituida en su seno para analizar la actuación del sindicato y sus representantes en el caso de los ERE de Andalucía. Hubo reconocimiento y hasta buena crítica, pero la decisión está tomada y nada va a cambiarla. Algunos se permiten incluso, indicarnos cómo salir de esta. Ellos, que abrazaron la dictadura, se engancharon a Berlusconi, peregrinaron a Génova, recibieron las prebendas del Ejecutivo conservador y desearon felicidad allá arriba mientras decretaron el sálvese quien pueda aquí abajo, carecen de fuerza moral para decirnos lo que debemos hacer.

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