El desprecio de la injuria
Hace ya algunos años, el director de uno de los diarios más importantes del momento inició una cruzada moral
contra el Gobierno y varios de sus ministros a los que juzgaba con
especial saña, por no ser merecedores del salario público que recibían.
No los acusaba de corrupción económica, sino de una conducta política,
ajena a los códigos de rectitud y coherencia. Pasados unos pocos años,
el salvador de almas fue pillado in fraganti en
escenarios poco decorosos, y maltratando el manual de buena conducta.
El cazador cazado. Por supuesto, nada que decir de sus percepciones
económicas privadas que nunca reveló, pero que cálculos muy
conservadores multiplicaban por cinco las recibidas por un ministro.