En su inolvidable obra La forja de un rebelde, Arturo Barea refiere una reveladora conversación entre dos trabajadores de principios del siglo XX:
“Tenemos una sociedad de asistencia médica que se llama Mutualidad
Obrera, que es la mejor que hay en España. Te dan todo: los mejores
médicos, la botica y el sanatorio para operarte. Hasta un socorro si
pierdes el jornal por estar enfermo. Pero para ser socio tienes que
estar afiliado a la UGT”.
Me vino a la mente la anterior conversación al hilo de la última —y
también reveladora— encuesta del CIS donde se suspende con muy
deficiente a los sindicatos (imperfecto valladar frente a la
explotación, pero valladar a fin de cuentas) mientras se otorga la más
alta nota a la policía, guardia civil y ejército, instituciones de
"acrisolada trayectoria en la lucha por los derechos humanos", siempre
prestas a la defensa del obrero frente a la banca y el gran capital,
como bien sabemos.
En base a lo anterior, considero, y lo expreso con palabras del
Evangelio, que los sindicatos, a día de hoy, “tiran perlas a los
cerdos”. Y, de paso, comparativamente, nos agravian a quienes sí estamos
dispuestos a luchar y resistir.